El apixabán es un anticoagulante oral que se incluye en la categoría de anticoagulantes orales directos (ACOD). Actúa inhibiendo factores de coagulación específicos, en concreto el factor Xa, que previene la formación de coágulos sanguíneos. Este mecanismo de acción convierte al apixabán en una herramienta valiosa para la prevención y el tratamiento de accidentes cerebrovasculares causados por coágulos sanguíneos. Anteriormente, la warfarina era el anticoagulante más recetado para la prevención de accidentes cerebrovasculares. Sin embargo, requería un control frecuente de los niveles sanguíneos y presentaba innumerables interacciones farmacológicas y dietéticas. Esto lo hacía engorroso tanto para los pacientes como para los profesionales sanitarios. El apixabán, por otro lado, ofrece una alternativa más cómoda. Su respuesta es predecible, lo que permite una dosis fija sin necesidad de un control regular. Para los profesionales farmacéuticos, es fundamental comprender el uso y la dosis adecuados del apixabán. Está indicado principalmente para pacientes con fibrilación auricular no valvular (FANV), un trastorno común del ritmo cardíaco que aumenta el riesgo de coágulos sanguíneos y accidentes cerebrovasculares. El apixabán también se utiliza para el tratamiento y la prevención de la trombosis venosa profunda y la embolia pulmonar, ambas afecciones relacionadas con coágulos. Al dispensar apixabán, los farmacéuticos deben asegurarse de proporcionar instrucciones claras a los pacientes. Es fundamental que los pacientes tomen el medicamento exactamente como se les ha recetado, ya que omitir dosis o tomar dosis incorrectas puede disminuir su eficacia. Además, es crucial educar a los pacientes sobre los posibles efectos secundarios, como sangrado o hematomas, y aconsejarles cuándo buscar atención médica. Como profesional farmacéutico, es vital mantenerse al día con las últimas guías clínicas e investigaciones sobre apixabán. Los farmacéuticos deben conocer las interacciones farmacológicas y las contraindicaciones que puedan afectar su uso. También deben comunicarse eficazmente con los prescriptores, asegurándose de que la dosis y la duración del tratamiento sean adecuadas para cada paciente. Los farmacéuticos también pueden desempeñar un papel importante en la educación del paciente. Al asesorar a los pacientes sobre la importancia de la adherencia a la medicación, los seguimientos regulares y las modificaciones del estilo de vida, los farmacéuticos pueden contribuir a mejorar los resultados de los pacientes. Pueden abordar cualquier inquietud o pregunta que puedan tener los pacientes, fomentando un enfoque colaborativo en la atención médica. El apixabán ha demostrado ser un factor decisivo en la prevención y el tratamiento del ictus. Como farmacia, es fundamental promover su uso y brindar atención farmacéutica integral a los pacientes que requieren este medicamento. Al mantenerse informadas, educar a los pacientes y colaborar con los profesionales sanitarios, las farmacias pueden contribuir a mejorar los resultados del ictus y, en última instancia, mejorar la vida de quienes padecen esta afección debilitante.